En ese contexto Con un tono que mezclaba tristeza y enojo, Vargas expresó su firme compromiso en la defensa de los derechos de los trabajadores marítimos, resaltando la fuerza y el espíritu de lucha de sus compañeros, tanto los que se encuentran en alta mar como aquellos que están en tierra firme.
"De nada sirve tener un gobierno de anuncios", afirmó Vargas, criticando la falta de acciones concretas que mejoren la situación del sector. El decreto en cuestión, en su opinión, no traerá beneficios tangibles, a pesar de que algunos celebran sus posibles efectos. "No creo que el puerto de Buenos Aires tenga más profundidad ni que el río Paraná va a tener agua en épocas de sequía simplemente por un decreto que desregula a los trabajadores", argumentó, señalando que la realidad del sector marítimo es más compleja que los anuncios gubernamentales.

El secretario del SOMU también se refirió a la situación del sector aéreo comercial, indicando que, a pesar de la abundante regulación y los anuncios de mejora, no ha habido un impacto positivo en los precios de los pasajes para los argentinos. En cambio, denunció que estas regulaciones parecen beneficiar principalmente a empresas extranjeras en detrimento de los trabajadores nacionales.
Vargas resaltó la ambigüedad del decreto, que permite a las empresas contratar hasta un 20% de trabajadores extranjeros en las embarcaciones, argumentando que el 80% restante debe ser personal "idóneo", pero sin claridad sobre cuáles son estos criterios de idoneidad. El líder sindical insistió en que los trabajadores argentinos cumplen con estándares de idoneidad y negó que lo que se busca sea proteccionismo; más bien, se trata de defender la soberanía y dignidad del trabajo.

Asimismo, planteó preocupaciones sobre el futuro de comunidades como Empedrado, que dependen significativamente de la marina mercante y el sector pesquero. Con más de mil trabajadores marítimos en la localidad y alrededor de veinte mil puestos de trabajo generados directa o indirectamente por la marina mercante, Vargas cuestionó qué pasará con estas fuentes laborales si se permite la desregulación.
"Sin una marina mercante nacional, no se puede pensar en un país soberano", aseguró Vargas, enfatizando que no se puede hablar de trabajo digno mientras se permita la competencia desleal contra empresas extranjeras sin reglas claras. Su llamado fue, por tanto, a no ser cómplices del decreto y a rechazarlo, advirtiendo que las consecuencias podrían ser devastadoras para el futuro del trabajo argentino. "Sin tripulantes argentinos, no hay soberanía nacional", concluyó, enviando un mensaje claro sobre la importancia de defender los derechos laborales y la soberanía del país.