En ese contexto el Sindicato de Obreros Marítimos Unidos (SOMU) cerró una de las semanas más agitadas de su vida institucional. Luego de jornadas marcadas por intentos de intervención judicial, medidas cautelares sorpresivas y presiones externas que buscaron frenar el normal desarrollo del proceso electoral, los afiliados del gremio respondieron con una participación masiva que terminó por consolidar la continuidad democrática dentro de la organización. Desde principios de semana comenzaron a circular presentaciones impulsadas por abogados que pretendían interrumpir el acto electoral, generando incertidumbre y preocupación en un sector clave para la actividad marítima del país. Cada movimiento judicial fue vivido por la conducción y los trabajadores como un intento claro de condicionar la autonomía sindical y poner en riesgo la voluntad de miles de marineros. Sin embargo, marco un punto de inflexión. A pesar de los intentos de frenar las urnas, los afiliados se acercaron en gran número a votar, respaldando el proceso con absoluta claridad. La jornada se desarrolló con normalidad, en paz y bajo la estricta supervisión de las autoridades electorales internas, demostrando que la vida democrática del SOMU está sostenida por la participación activa de su base trabajadora. Dirigentes del sindicato destacaron que este desenlace “es una respuesta directa a cualquier intento de injerencia externa” y subrayaron que la autonomía sindical es un principio que no se negocia. El gremio remarcó que las decisiones sobre autoridades y conducción “son, y seguirán siendo, responsabilidad exclusiva de los afiliados”.